La pugna por mantener la
hegemonía de los EE.UU. en el tablero geoestratégico mundial.
La hegemonía de los EEUU en
el tablero geoestratégico mundial, pasa necesariamente por mantener el dólar
como moneda de referencia en el mercado de compraventa de crudo y de gas. Si el
dólar deja de ser la moneda de reserva mundial, EE.UU. habrá perdido no sólo su
hegemonía mundial, sino que se habrá abierto la puerta a un caos de
consecuencias imprevisibles para la nación norteamericana y para el Imperio.
Los jugadores que libran
esta sofisticada partida de ajedrez geopolítica, están perfectamente definidos:
por un lado, la alianza imperial formada por la OPEP/Reino Unido/ EE.UU. y sus
estados vasallos; por otro, Rusia/China/Irán/Venezuela/SCO Energy Club[1].
Desde el período 1971-73,
asistimos a una escalada en la lucha por el control del suministro de energía
ante las fluctuaciones en la producción de petróleo, y el resquebrajamiento de
la hegemonía del dólar como moneda de
reserva mundial que monopoliza el comercio de hidrocarburos. Alrededor
de esta confrontación se han venido produciendo diferentes alineamientos
estratégicos de petromonedas.
En la actualidad podemos
afirmar sin temor a equivocarnos, que la guerra contra Irak ha sido la primera
guerra por el peak del petróleo. La
invasión de este país fue la consecuencia directa del abandono por Saddam
Hussein del dólar como moneda de referencia para la comercialización del crudo
iraquí, en el verano del año 2000, Y cuando se produce cualquier cambio
significativo dentro de un ambiente determinado, nunca está originado en un
solo factor aislado, sino que siempre es una pluralidad de causas, con
independencia del peso específico que ejerza cada una de ellas como
desencadenante, en donde encontramos el origen de cualquier crisis política o
social, como en este caso ocurrió y vuelve a ocurrir.
Partiendo de la anterior premisa, las complejas tensiones geopolíticas
que reciben el nombre de “crisis nuclear
iraní” tienen su origen en la política monetaria basada en la deuda externa
del Imperio, presidida por la debilidad del dólar y el déficit comercial, a lo
que se suma inexorablemente el peak del
petróleo.
Predicción hasta el
año 2080.
El Peak del petróleo es el
término industrial para la cima o la cresta de la curva apreciable en el
gráfico reseñado más arriba, a menudo llamada el "Peak de Hubbert", y tiene su origen en la “teoría del pico de Hubbert” en
referencia a King Hubbert el geólogo que descubrió que la producción del
petróleo sigue una curva de campana, también conocida como cénit del petróleo, pico o agotamiento del petróleo o peak
u oil crash en inglés. Es una influyente y casi unánimemente aceptada teoría
acerca de la tasa de agotamiento a largo plazo del petróleo,
así como de otros combustibles fósiles, que predice que la
producción mundial de petróleo llegará a su cénit y después declinará tan
rápido como creció, resaltando el hecho de que el factor limitador de la
extracción de petróleo es la energía requerida y no su coste económico. Si se
llega a emplear más energía para la extracción de la que se obtiene del
combustible extraído, no se obtiene producción alguna de energía deviniendo
ineficiente la extracción. Todas las producciones de petróleo siguen una curva
en forma de campana, tanto en un pozo único, como en un solo campo de
producción, como en el planeta en su conjunto. En la parte ascendente de la curva,,
los costos de producción y la energía empleada, son significativamente más
bajos que en la parte descendente de la misma curva. Allí se necesitan
esfuerzos extras (gastos) para extraer el petróleo de depósitos que se están
agotando. Simplemente, la obtención de petróleo es energéticamente eficiente,
abundante y barata en la curva ascendente, y energéticamente ineficiente,
escasa y cara en la curva descendente.
Predicción hasta el
año 2035.
Durante los últimos 150 años, nos hemos estado moviendo en la parte
ascendente de la curva de producción del petróleo global. Una vez que se supere la cresta, la producción bajará por una empinada
cuesta abajo. Mientras más descienda, más costará producir petróleo y gas
natural. En términos prácticos, esto significa que si el 2000 fue el año del peak del petróleo, la producción de
petróleo mundial en el año 2020 será igual a la del año 1980. Sin embargo, la
población del mundo en el 2020 será mucho mayor (aproximadamente un 200%) y
mucho más industrializada de lo que estaba en 1980. Por consiguiente, la
demanda mundial de petróleo sobrepasará con creces la producción mundial por un
significativo margen. Mientras más exceda la demanda a la producción de
petróleo, más alto será su precio. Finalmente, la pregunta no es: "¿Cuándo nos quedaremos sin petróleo?
"; sino: "¿cuándo nos
quedaremos sin petróleo barato?.
Evolución de los
descubrimientos de yacimientos petrolíferos
Las estimaciones más rendidamente optimistas, indican que el 2020 será
el año en que se alcancen las crestas mundiales de producción de petróleo.
Generalmente estas estimaciones, provienen de los diferentes gobiernos., una
estimación más realista y menos interesada, sitúa esta cresta entre el año 2004
al 2010. Es decir, recientemente superada la cresta. Desgraciadamente, no
sabremos si hemos alcanzado la cresta hasta tres o cuatro años después de
hacerlo realmente. Incluso en la curva ascendente, la producción de petróleo
varía un tanto de año a año. Es posible que el año 2000 fuera el año de
producción máxima de petróleo, a partir del hecho que la producción ha
disminuido desde allí. En todo caso, la industria de energía ha reconocido
soterradamente la gravedad de la situación, aunque no sabemos si lo ha hecho
para justificar sus políticas agresivas medioambientalmente, de apoyo a las
guerras imperiales, o por razones estrictamente técnicas.
Es en la posición del dólar como moneda mundial de reserva, adquirida
tras la invasión norteamericana de Europa en la Segunda Guerra Mundial, donde
se encuentra el mayor problema geoestratégico actual, pues ha entrado
definitivamente en decadencia. Prueba de ello son tres síntomas:
- Los bancos centrales han cambiado progresivamente sus reservas de dólares diversificando sus reservas de divisas;
- China, el mayor tenedor de dólares a nivel mundial, ha comenzado ha retirarse de dicha moneda, reduciendo sus reservas de la misma;
- Desde que comenzó el siglo XXI la posición del dólar como divisa de referencia en los mercados energéticos ha sido reiteradamente atacada.
Es en esta cuestión donde se concentran todos los esfuerzos de
Washington para mantener su hegemonía mundial y, en consecuencia, donde
colisionan los intereses de los demás actores internacionales, poniendo de
manifiesto las dos cuestiones más importantes de la geopolítica actual: la
crisis energética que exige una reforma global y la reforma del sistema
monetario. Ambas cuestiones están íntimamente relacionadas con la posición de
las grandes corporaciones de la energía y las finanzas adueñadas de los EE.UU.,
y el complejo militar industrial del Imperio. En este trabajo nos centraremos
en los dos primeros aspectos.
La primera década del S. XXI ha puesto de manifiesto la debilidad de
la hegemonía americana y su franca decadencia, en tres aspectos diferentes:
económico, político y militar.
En el económico, los recortes de impuestos realizados por el
presidente Bush en el período 2001 a 2003 a las rentas más altas, cambiaron la
expectativa de superávit de 5,6 billones de dólares en 2010, a un déficit a
comienzos de este año 2010 de 7,8 billones de dólares, un 10,2% del PIB norteamericano[2],
y se mantenía en el 7% del PIB a finales del pasado 2012. En cuanto a la
balanza comercial con el exterior baste
decir que en 2007 el superávit comercial de China en su intercambio con Estados
Unidos, alcanzó la impresionante cifra de 163 mil millones de dólares, Japón
tuvo un superávit comercial con Estados Unidos cercano a los 90 mil millones de
dólares. Incluso la Unión Europea maneja notables superávits comerciales con
Estados Unidos, situados en alrededor de los 100 mil millones de dólares
anuales (112 mil millones en 2006, según datos de la Organización Mundial de
Comercio, OMC). Planteado de otra forma: según datos de la OMC, en 2006 el 21%
de las exportaciones chinas, el 24% de las de la Unión Europea de los 25 y el
23% de las de Japón, tiene por destino Estados Unidos. En total, Estados Unidos
representa el 15,5% de las importaciones de mercancías a nivel mundial (dato de
2006). Es decir, una balanza comercial propia de un país del Tercer Mundo.
En el aspecto político, el descrédito internacional de los EE.UU. no
admite parangón con ningún otro momento de las últimas décadas. Las intrigas y
agresiones militares a distintos países musulmanes para remover a sus
gobiernos, como son los casos de Libia, Argelia, Túnez, Egipto, etc., todas
ellas parte de un plan concebido ya hace más de diez años, han disipado todas
las cortinas de humo o “intervenciones
humanitarias” que sobre las verdaderas intenciones de Washington se habían
tendido, arruinando el crédito de los EE.UU. en la escena internacional. Prueba
de ello, son las declaraciones del que fuera comandante militar de la
OTAN durante las operaciones de bombardeo contra Serbia, el General Clark
el 2 de Marzo del 2007, en las que contaba cómo se tomaron las decisiones en el
Departamento de Defensa de los EEUU, cuando un amigo de éste le hizo llegar
esta información con las siguiente palabras: “Vamos a invadir a siete países en cinco años, comenzando por Iraq,
Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán y acabando con Irán”.
General Wesley Clark y el plan de Estados Unidos en 2001 para invadir siete países
En cuanto al aspecto militar, la derrota pos los talibanes en
Afganistán es evidente, tras años de guerra contra la insurgencia, las fuerzas
militares destacadas en el país, han sido incapaces de controlar la totalidad
del territorio afgano. Además, las reiteradas pérdidas de drones en Irán, a los
que este país ha aplicado la “ingeniería
inversa” siendo capaz en la actualidad de producirlos en serie; así como la
presión militar de China y Corea del Norte en el Pacífico, y el desafío ruso
con el despliegue de fuerzas militares en Siria, dotadas de baterías de misiles
antimisiles Iskander equivalentes a los Patriot norteamericanos desplegados en
Israel y Turquía, ponen en cuestión la primacía militar norteamericana. Ello
sin contar el coste de las guerras de Afganistán, Irak y Pakistán que oscilan entre
3,2 y 4 billones de dólares,
incluyendo todos los costos, menos los intereses por la deuda pública generada,
que hacen de las campañas en estos países un “pozo sin fondo” de recursos de todo orden. Ante la catástrofe que
se avecina, el norteamericano medio permanece ingenuamente desprevenido, narcotizada
la opinión pública norteamericana desde los mass-media
que controlan y filtran toda la información, y que nunca les han explicado las
políticas imperiales.
La dura realidad
a la que se enfrenta el Imperio, es un inestable escenario energético bajo
desarrollos macroeconómicos que están dando lugar a un mundo de poder
multipolar, a los que responde agresivamente con una nueva ofensiva, para
lograr invertir las actuales tendencias y mantener su supremacía, determinando
cuál será la moneda dominante en el comercio de petróleo, cuál será el precio
del barril en el mercado internacional e incluso cuál será su destino,
controlando así de forma indirecta las economías mundiales, y especialmente las
emergentes, entre ellas la de China. Para lograr esta capacidad de decisión,
los EE.UU. han perseguido lograr tres objetivos:
1º El control militar de las reservas mundiales de petróleo y gas, de
las canalizaciones y rutas de distribución mundial. El 11-S fue el pistoletazo
de salida para la ejecución de la estrategia militar encaminada al control de
los recursos energéticos, manifestada en la expansión de la red de bases
militares a lo largo de oriente Medio, África Occidental y Asia Central. Además,
a lo largo de la pasada década se inició la militarización del espacio a través
de la estrategia denominada “Dominio del
pleno Espectro”. De forma paralela a la extensión del aparato militar, se
llevaron a cabo las operaciones de inteligencia que desembocaron en las
llamadas “revoluciones de colores”
encaminados al establecimiento de gobiernos favorables a la OTAN en los países
limítrofes con Rusia.
2º El control financiero de la economía. Éste sólo puede lograrse si
se mantiene el dólar como moneda mundial de reserva, lo que depende de su
posición monopólica como petromoneda y de los beneficios que esta situación
ofrece a los EE.UU.
3º Control del petrodólar. La posición monopólica del dólar como
moneda de comercio del petróleo, permite a la Reserva Federal expandir su crédito
como apoyo al control financiero de la economía, y la financiación masiva de la
deuda, que exige el control militar del mundo por los EE.UU. Si el dólar pierde
la condición de moneda monopólica, ello conllevará la caída del control
financiero y militar, y por tanto, la supremacía norteamericana.
El petrodólar es la clave estratégica
de la supremacía norteamericana; y por ello, la definición de los bandos en
pugna ha venido definida por quienes han cuestionado el monopolio de esta
moneda en el comercio del crudo, y quienes no lo han hecho. Los partidarios de sustituir el dólar
por el euro o por una “cesta de petromonedas”,
que representan una amenaza para los EE.UU., han sido el Irak de Saddam
Hussein, Irán, Venezuela, Rusia y ahora tímidamente comienza a serlo China.
La mayoría de los medios de comunicación y de nuestros políticos,
prefieren olvidar el origen del monopolio del dólar en el comercio del crudo,
cuando es en realidad este hecho el que explica las tensiones que provienen del
peak del petróleo y la emergencia de
varias petromonedas que son los principales elementos de los planteamientos
geopolíticos en la gran partida geoestratégica que se está librando.
El petrodólar tiene su origen en el momento en el que la administración
de Nixon fue obligada a abandonar el 15 de Agosto de 1971 el Acuerdo de Breton
Woods, por el que el dólar quedaba respaldado por oro a razón de 35 dólares por onza. El
resultado fue que el dólar como moneda de reserva mundial desde 1944, quedaba
como moneda “flotante”, la inflación
masiva generó una crisis monetaria que desembocó en la energética de 1973, que fue
hábilmente resuelta por la administración de Nixon. La OPEP consideró cambiar en 1973 y 1978 el precio del petróleo, e
imponer una “cesta de monedas”. Esta
reflexión obligó a los Secretarios del Tesoro de las presidencias de Nixon y de
Carter a negociar con Arabia Saudí para hacer fracasar estos proyectos. El acuerdo
al que llegaron impuso un trato preferencial para con la Autoridad Monetaria
Saudita en 1974 para la compra de 2,5 mil millones en bonos del Tesoro de los
EE.UU. fuera del proceso normal de subasta. Es decir, a coste muy reducido. El
Secretario del Tesoro Werner Michael Blumenthal[3],
se entrevistó con el ministro de finanzas saudí en 1978 para frustrar una
propuesta de la OPEP de formalizar una “cesta
de petromonedas” (dólar, yen y marco). El precio que tuvo que pagar por
ello a la monarquía saudí fue un aumento del 350% de poder para su voto dentro
del FMI. Por entonces, todas las inversiones sauditas en los EE.UU. fueron
declaradas “secreto”, estos datos sólo
pudieron ser conocidos y hechos públicos años después, a través del “Acta de Libertad de demanda de Información”
(FOIA).
[1] Business Council of the Shanghai Cooperation
Organisation (Consejo
Empresarial de la Organización de Cooperación de Shanghai. Está formado por:
Rusia, China, Tayikistán, Uzbekistán, Kirguistán, Kazahstán. Son países
observadores: India, Irán, Mongolia, Paquistán; y como países “interlocutores”: Bielorrusia y Sri Lanka.
Esta organización pretende desempeñar un papel clave de la interacción entre
los gobiernos de los países miembros, para la creación de una plataforma de
debate en el marco del Club de la Energía SCO, que permita establecer una
estrategia energética común para todos las naciones de la Organización, para la
implementación de proyectos conjuntos en la prospección, producción,
procesamiento, transporte, tránsito y comercialización de los recursos
energéticos. http://www.scosummit2012.org.
[2] Informe Mensual Nº 334. De Mercados
Financieros publicado en Abril/2010 por “La Caixa”. www.lacaixa.comunicacions.com/se/ieimon.php?idioma=esp&llibre=201004&cpn=005000c.
[3] Era un Judío nacido en Berlín, que abandonó Alemania para establecerse en China, viajando definitivamente a los EE.UU. en 1947. Años más tarde terminó ingresando en la iglesia presbiteriana.
[3] Era un Judío nacido en Berlín, que abandonó Alemania para establecerse en China, viajando definitivamente a los EE.UU. en 1947. Años más tarde terminó ingresando en la iglesia presbiteriana.
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