“5. Porque así dice el
Señor, Yahvé: Desdicha tras desdicha viene, 6. llega el fin, está amenazándote
el fin, ya está ahí.7. Ya te llega el fin, habitante de la tierra; ya viene el
tiempo, ya llega el día del alboroto, pero no de alegría, en los montes. 8.
Ahora en seguida voy a derramar sobre ti mi ira y satisfaré en ti mi furor,
juzgándote según tus obras y echando sobre ti todas tus fornicaciones. 9. No se
apiadará mi ojo, no tendré compasión, sino que echaré sobre ti tus obras, y
pondré en tu seno tus abominaciones, y sabrás que yo, Yahvé, os hiero.
10. He ahí el día, ya
viene, ya llega tu suerte, ya ha brotado la opresión, ha florecido la
injusticia. 11. La violencia se ha levantado como cetro de impiedad; nada
quedará de ellos ni de su orgullo, nada de su estrépito, nada de su esplendor.
12. Llega el tiempo, viene el día en que no se alegre el que compra ni se
entristezca el que vende, que sobre todos vendrá la ira. 13. Quien venda no
recobrará lo vendido por más que viva, porque la visión sobre todos ellos no se
revocará, y por las impiedades ninguno vivirá. 14. Tocan las trompetas, todo
está presto, pero nadie va al combate, porque se desencadena mi ira sobre su
muchedumbre. 15. Fuera, la espada; dentro, la peste y el hambre; quien está en
el campo morirá a la espada; quien esté dentro de la ciudad será devorado por
el hambre y por la peste. 16. Quién de ellos escape huirá a los montes, y
gemirán todos como gime la paloma, cada uno por su propia iniquidad. 17. Todas
las manos están debilitadas, y todas las rodillas flaquean. 18. Cíñense de saco
y cúbrense de terror; en todos los rostros se ve la confusión, y todas las
cabezas están rapadas. 19. Tiran en las calles su plata, y su oro se les torna
en estiércol; no los salvará su plata ni su oro el día de la ira de Yahvé. No
saciarán su hambre y no llenarán su vientre con ellos, pues les fueron
incentivo para el pecado.
20. Estaban muy
orgullosos de sus brillantes joyas, y con ellas fabricaron sus abominables
simulacros, sus ídolos. Por eso se los convertirá en estiércol, 21. y los daré
al saqueo de manos extranjeras y en botín a los impíos de la tierra, para que
lo contaminen. 22. Apartaré de ellos mi rostro, y será profanado mi tesoro;
entrarán en él los invasores y lo profanarán. 23. Fabrícate cadenas, porque
está la tierra llena de sangre, y la ciudad llena de violencias. 24. Traeré
gentes perversas para que se apoderen de sus casas, y pondré fin al orgullo de
los poderosos, y serán profanados sus santuarios. 25. Viene el terror, pedirán
paz, y no habrá paz. 26. Vendrá angustia sobre angustia, y el anuncio de una
seguirá al de otra. Faltará la visión a sus profetas; los sacerdotes
desconocerán la Ley, y los ancianos el consejo. 27. El rey se enlutará, y los
príncipes estarán desolados, y temblarán las manos de toda la tierra. Yo los
trataré según sus caminos y los juzgaré según su merecido, y sabrán que yo soy
Yahvé.”
Ezequiel, 7
En 1815 la derrota del imperio napoleónico dio lugar a un nuevo
orden internacional, que se concretó en el Tratado de Viena. Un nuevo orden en
el que España, a pesar de ser todavía una potencia mundial, fue ignorada, una
prueba más de que el vigor de una nación reside en su espíritu y voluntad y no
en la extensión de sus territorios. En este tratado los europeos configuraban
un orden mundial basado en su indiscutible hegemonía, en el que todavía primaba
lo político sobre lo económico. Este orden geopolítico se mantuvo vigente hasta
que el ascenso de los EE.UU., que ejemplifican la primacía de lo económico
sobre lo político, la política entendida como prolongación de la economía,
llevó a la emergente potencia americana a intervenir militarmente por primera
vez en 1915 en los asuntos internos europeos. Una guerra que terminó con los
grandes imperios ruso, prusiano, austriaco y otomano, que representaban el
orden precedente en decadencia.
Tras el difícil equilibrio de entreguerras, el conflicto por la
hegemonía entre lo político y lo económico, desencadenó nuevamente una guerra,
y tras la caída de las democracias frente al nacionalsocialismo alemán, en la
contraofensiva de lo político frente a lo económico, la reacción militar de los
EE.UU. no se hizo esperar y en 1940 comenzaron las hostilidades militarmente de
forma encubierta contra las potencias del Eje, casi dos años antes de que
existiera el estado de guerra para los EE.UU. Finalizado el conflicto con la
victoria del poder del dinero, se instauró un nuevo orden internacional fiel
reflejo del nuevo equilibrio de poderes en el que el mundo se alineaba en dos
grandes bloques militares y políticos en pugna. En lo económico, la instauración
del dólar como moneda de reserva internacional, la creación del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial, y el mantenimiento del Banco de Pagos
Internacionales como banco central mundial encaminado al control de la política
monetaria internacional de los distintos bancos centrales, perfilaron la
hegemonía norteamericana. En lo político, la legitimación de las actos del
nuevo imperio a través de la ONU, y la ampliación y extensión de la OTAN/NATO
solidificaron esa misma hegemonía en lo político y lo militar. La arquitectura
imperial de EE.UU. como instrumento del imperio del dinero estaba culminada.
Después de algunas crisis del modelo superadas con éxito por el
imperio, como ocurrió con la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods y la
creación del petrodólar , la caída de su oponente soviético y el
desmoronamiento del bloque comunista entre 1989 y 1991, y tras décadas de
política de agresión norteamericana, llegó el triunfo del paradigma liberal y
su expansión territorial global , en la creencia errónea de la validez
universal del modelo, que topó duramente con la realidad de la aparición de un
nuevo enemigo absoluto en las paredes acristaladas de las Torres Gemelas de
Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Entre 1991 y 2001 se había creado la ilusión de un mundo unipolar de los
EE.UU. que ponía fin definitivo a los conflictos por la hegemonía mundial,
quedando ésta definitivamente establecida en favor del poder del dinero,
sellando tal éxito la aportación teórica del entonces neoconservador Fukuyama
con su “fin de la Historia”.
Con la caída del régimen de terror soviético, el mundo sufrió un
giro radical pasando de la bipolaridad a la hegemonía unipolar norteamericana.
Este triunfo del liberalismo y del capitalismo despertó aún más si cabe el ansia
imperial de los EE.UU. que desató una ofensiva militar para reordenar el mundo
según sus intereses estratégicos, arrasando países enteros como Iraq,
Afganistán o Siria, y mientras EE.UU. reivindicaba la responsabilidad y el
mérito de “extender la democracia”, se iniciaban guerras sin fin y se
multiplicaban los focos de los conflictos. Apareció así un mundo alejado de la
estabilidad y la prosperidad económica. Desde 2008 el centro del capitalismo se
encuentra en una profunda y prolongada crisis, cuyas ondas sísmicas aún no han
cesado y de la que nadie sabe cuándo se va a salir. Una crisis que ha supuesto
la destrucción los sistemas de bienestar social europeos tal y como los
habíamos conocido.
El despliegue militar de los norteamericanos y sus aliados desde
el Báltico a las fronteras de Paquistán, imponiendo un cerco militar y
estratégico a la Rusia de Putin que busca recuperar su papel imperial, se ha
visto primero complicado con la crisis económica desencadenada por la voracidad
de las élites financieras y las corporaciones transnacionales, y después ha
devenido en insostenible ante la ofensiva del Islam y la importancia que ha
cobrado el Pacífico tras el auge político, económico y militar de China. Por
último, Estados Unidos no ha podido invadir Siria y desatar un nuevo foco de
guerra, que incluyera a Irán. De esta forma se demuestra que EE.UU. encuentra
límites a su política de agresión inexistentes al final de la Guerra Fría.
El mundo se ha vuelto un lugar muy peligroso, más de lo que lo fue
nunca antes, y el escenario estratégico se caracteriza por la escasez de
certezas y un gran número de incertidumbres. El actual tablero geoestratégico
mundial, está definido por cuatro elementos:
1º) El alto coste del despliegue militar de los EE.UU. que ha
llevado a esta nación durante el mandato de Obama a un repliegue y cambio de
proyección estratégica de su política exterior;
2º) La decadencia de Europa que la aproxima a su extinción física;
3º) La aparición de nuevos actores influyentes en la escena
geopolítica: China, Rusia y el Islam;
4º) La profunda crisis del capitalismo, no sólo en lo económico,
proyectado en una mayor desigualdad y pobreza, sino que también en lo referente
al equilibrio natural y la evolución del clima, el agotamiento de los recursos
y la escasez de las fuentes de energía motivada por el aumento de la demanda.
Todo ello en el contexto de una terrible explosión demográfica mundial. Para
que podamos hacernos una idea, en 1970
la población mundial era de 3.500 millones, hoy supera los 7.000 millones. En
menos de medio siglo la población mundial se ha doblado.
1º) El coste de la hegemonía militar de los EE.UU. El repliegue
militar y el cambio de orientación estratégica.
El 83% de los norteamericanos, según el Pew Research Center , se
muestra contrario a continuar con la política de intervención norteamericana en
el exterior, y quieren dedicar los recursos económicos de ésta a salvar a la
clase media. Más de diez años consecutivos de exportar jóvenes norteamericanos
e importar bolsas con cadáveres, de malbaratar ingentes recursos económicos en
la industria militar, contratistas y señores de la guerra locales, han
terminado por agotar los fervores bélicos del norteamericano medio. El
cansancio de la sociedad norteamericana y el agotamiento económico han llevado
a Obama a organizar el repliegue norteamericano bajo el nombre de una nueva
doctrina estratégica: la "strategic restraint" o “restricción
estratégica”
El presidente Barack Obama saluda a cadetes en la academia militar de West Point, el 1 de diciembre de 2009 (Reuters) |
El presupuesto de defensa de EE.UU. alcanza 610.000 millones de
dólares, mientras que el de China, que ocupa el segundo lugar, es de 216.000
millones y el de Rusia se sitúa en torno a 84.000 millones. En comparación,
EE.UU. gasta más en su presupuesto de defensa que los siguientes quince países.
EE.UU. tiene el 5% de la población mundial, no obstante, supone casi el 50% de
los gastos militares totales del mundo. Desde 2008 el presupuesto de defensa ha caído hasta representar un 16% del gasto
federal: la menor proporción desde la II Guerra Mundial. Si se incluye la
financiación de las Operaciones de Contingencia en el Extranjero, el
presupuesto del Ejército se ha reducido en un 41,8% desde 2011, al tiempo, el
presupuesto de Seguridad Nacional bajó un 15% durante el mismo período. En 2011
había 566.000 soldados, ahora hay 490.000 y se reducirá esa cifra a 450.000 a
finales de 2017, el ejército más reducido desde 1945. Así, se espera una
reducción del gasto en defensa en 1.000 millones de dólares en 10 años, La
reducción se da en todos los departamentos, desde el área civil a la logística,
la marina y el ejército. La apuesta de la doctrina Obama se centra en el uso de
drones y tropas locales, lo que significa la necesidad de impulsar la
innovación tecnológica y el espionaje.
Las voces dando la alarma sobre las consecuencias de la reducción
del gasto militar no se han hecho esperar. En marzo, el general Ray Odierno,
jefe del Estado Mayor del Ejército, testificó ante el Congreso diciendo:
"El implacable estancamiento presupuestario nos
ha obligado a
degradar nuestra disponibilidad a
niveles históricamente bajos". Odierno concluyó que el Ejército ya
no puede ejecutar la estrategia de defensa de Estados Unidos y añadió que hoy
sólo un tercio de las unidades de combate del Ejército de Estados Unidos están
listas para la acción y que carecen de capacidad para ejecutar la Guía
Estratégica de Defensa . Obviamente, estas declaraciones no han pasado
desapercibidas y rápidamente han sido propagadas por los voceros del
neoconservadurismo como la Fundación Heritage, cuya alarma ha llegado hasta
España a través del diario libertadigital.com, terminal neoconservadora en
nuestro país.
Por el contrario, Paul Bracken, profesor de la Universidad de Yale
y experto en nuevas tecnologías y defensa, opina en sentido adverso al del Jefe
del Estado Mayor Odierno, el recorte presupuestario es muy improbable que se
complete y el nuevo despliegue no alterará la política norteamericana, porque
“las nuevas tecnologías están teniendo un impacto enorme en el Pentágono. Por
un lado está el impacto en el sector de inteligencia; un ejemplo sería la
creación del cibercomando, cuyo director es también el de la NSA. El segundo
impacto lo estamos apreciando ahora: en las compañías que abastecen de armas al
Pentágono, que ha construido un segundo Silicon Valley en el norte de Virginia:
miles de pequeñas compañías que trabajan en defensa” Sin embargo, el profesor
Bracken opina que no van a dejar una huella clave en la política exterior de
Estados Unidos. “No creo que veamos los pronunciados aumentos en eficiencia que
vimos en los años sesenta”, declara. “Hay una larga historia de prometer
mejoras en la eficiencia, pero es exagerado. Y es muy improbable que veamos
esos recortes en defensa, independientemente de quién sea elegido presidente.
Ya ha habido recortes en el ejército y la marina”
¿Ha comenzado el declive militar de los EE.UU.? No lo creo, no
estamos ante en las puertas de un mundo postamericano (Nye, Zacharia,
Brzezinski, Paul Kennedy...). Los EEUU siguen dominando con la City las
finanzas mundiales, el dólar sigue siendo la moneda de reserva mundial, el
mercado de hidrocarburos se sigue negociando en dólares, y aunque es discutible
que sigan siendo la mayor economía mundial, su presupuesto militar es mayor que
el del resto del mundo, y el atractivo de su soft power (música, cine...) sigue
estando en primer lugar. El imperio permanece.
[1] El petrodólar tiene
su origen en el momento en el que la administración de Nixon fue obligada a
abandonar el 15 de Agosto de 1971 el Acuerdo de Breton Woods, por el que el
dólar quedaba respaldado por oro a razón de 35$/onza. El resultado fue que el
dólar como moneda de reserva mundial desde 1944, quedaba como moneda “flotante”, la inflación masiva generó
una crisis monetaria que desembocó en la energética de 1973, que fue hábilmente
resuelta por la administración de Nixon. La OPEP consideró cambiar en 1973 y
1978 el precio del petróleo, e imponer una “cesta
de monedas”. Esta reflexión obligó a los Secretarios del Tesoro de las
presidencias de Nixon y de Carter a negociar con Arabia Saudí para hacer
fracasar estos proyectos. El acuerdo al que llegaron impuso un trato
preferencial para con la autoridad monetaria Saudita en 1974 para la compra de
2,5 mil millones en bonos del Tesoro de los EE.UU. fuera del proceso normal de
subasta. Es decir, a coste muy reducido, a cambio la OPEP sólo utilizaría
dólares para comerciar con el crudo. Por entonces, todas las inversiones
sauditas en los EE.UU. fueron declaradas “secreto”,
estos datos sólo pudieron ser conocidos y hechos públicos años después, a
través del “Acta de Libertad de demanda
de Información” (FOIA). Nuevamente en 1978, el Secretario del Tesoro Werner
Michael Blumenthal, un judío alemán naturalizado estadounidense, se entrevistó
con el ministro de finanzas saudí para frustrar una propuesta de la OPEP de formalizar una “cesta de petromonedas” (dólar, yen y marco). El precio que tuvo
que pagar por ello a la monarquía saudí fue un aumento del 350% de poder para
su voto dentro del FMI. Desde estos acuerdos con los saudíes, el dólar quedaba
otra vez establecido como divisa de referencia mundial y petromoneda
monopólica, convirtiéndose en la clave de la hegemonía norteamericana, y la principal
preocupación del complejo financiero, industrial y militar que dirige esa
nación.
[2]
Ver: La expansión del modelo político
norteamericano.
www.lagranpartida.blogspot.com.es/2012/12/la-expansion-del-modelo-politico.html
[3] Es un think tank con sede en Washington, D. C. que brinda información
sobre problemáticas, actitudes y tendencias que caracterizan a los Estados
Unidos y el mundo.
[4] www.elconfidencial.com/mundo/2015-10-13/es-la-doctrina-obama-el-ocaso-militar-de-estados-unidos_1054720/
2 comentarios:
Es curioso que con todo ese poderío militar no pudieran impedir que "cuatro moros" desde una cueva asesinasen a 3000 americanos o estrellar un avión (¿?) contra el edificio más protegido del planeta.
Da que pensar que uno de los mayores presupuestos militares sea el de Arabia saudí,
Que los "moros malos" apareciesen oportunamente para llenar el hueco dejado por los soviéticos, que se vincule a los nuevos enemigos del "mundo libre" con la "policía del mundo libre", que se pierdan millones de dolares en material al "equivocarse" al lanzarlo sobre suelo enemigo, que el petroleo del E.I. sea comprado por "alguien" que nadie denuncia ni conoce.
En fin, que a los iletrados como yo, nos cuesta entender todo esto y nos parece que formase parte de un plan predeterminado hace tiempo en el que todo sucede según lo planeado. Incluso el último de los atentados y su más que previsible respuesta.
También pareciera que un pequeño país con una población insignificante respecto a la mundial, tuviera un excepcional protagonismo tanto económicamente como políticamente, incluso decidiendo (o aparentando hacerlo)sobre las decisiones de EEUU.
Creo que he enmarañado demasiado lo que quería decir...
Que todo forma parte de un plan y que no podía ser de otro modo muy distinto para mantener el sistema actual en marcha, (cosa que por otro lado, solo interesa a aquellos que lo controlan).
Saludos.
El imperio norteamericano va a caer y después emergerá la pax judaica ,el reino del anticristo, con sede en Jerusalem.
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