sábado, 8 de junio de 2013

LOS ÚLTIMOS DATOS DE LA ECONOMÍA EN ESPAÑA



A lo largo de la presente semana, el gobierno ha venido propalando el infundio de que las medidas económicas que ha venido adoptando  durante este último año, han comenzado a dar un resultado positivo. Esta afirmación es completamente falsa, y para verificarlo debemos considerar los índices económicos de los últimos meses.

Entre Enero y Mayo de 2013 se han creado 4.000 empresas, y se han declarado en concurso de acreedores 4.158, un 34,8% más que en el mismo periodo de 2012. Sólo en el mes de mayo, se registraron un total de 812 declaraciones formales de insolvencia. La comunidad autónoma con más concursos en mayo fue Cataluña, con 193, un 46% más que en abril, y por detrás se quedaron Madrid con 129 procesos y Valencia con 118 procesos. Desde que entró en vigor la nueva ley concursal, el peor balance se había registrado precisamente entre enero y mayo de 2012 con 3.789 concursos[1].

Lo dicho hay que relacionarlo con la inflación, que de la mano de la caída de la demanda interna y del petróleo, vuelve a situarse en niveles próximos a cero. Existen, incluso, riesgos claros de deflación (descenso generalizado del nivel de precios) en las actividades industriales. Los precios de las exportaciones españolas están retrocediendo a un ritmo anual del -1,6%. Desde noviembre de 2009 no sucedía algo parecido. Y algo similar sucede con los precios industriales, que en abril cayeron un 0,5% en términos anuales. También desde noviembre de 2009, los costes que soportan las industrias no se situaban en niveles negativos.

Hay que tener en cuenta que los precios industriales tienden, lógicamente, a influir en el IPC, que mide la evolución de la cesta de la compra: el consumo de los hogares. Pero es que si se tiene en cuenta el índice de precios industriales del mercado interior y exterior, que se obtiene como agregación de ambos índices, presenta una tasa anual del –0,8% en abril, seis décimas inferior a la del mes anterior y la más baja desde hace tres años y medio.

Hay más. Los datos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan, en concreto, que el índice de precios de consumo descontando los últimos incrementos de la presión fiscal cayó en abril un 0,6% en términos anuales al ajustarse los precios a la acelerada pérdida de poder adquisitivo de la ciudadanía. Los últimos datos sobre negociación colectiva sitúan el incremento salarial medio pactado en convenio en el 0,6%, por debajo de lo que hoy marca el IPC. En el caso de los convenios firmados este año 2013, la subida es incluso inferior, apenas el 0,2%, y no hay que esperar ninguna subida adicional debido a que pocas cláusulas de garantía van a entrar en vigor con una inflación tan baja.


Es la primera vez que sucede esto desde que el Gobierno ‘reformuló’ el IPC para reflejar la subida de impuestos, y la tendencia es claramente a la baja. La causa, como decimos, es el deterioro del consumo privado, pero también la evolución del barril de crudo, que se sitúa ligeramente por encima de los 100 dólares, y por debajo de los 110 dólares que costó durante el último trienio en media anual. Todo lo anterior hace suponer que muy probablemente en septiembre el índice de precios de consumo se habrá desplomado hasta el 0,2% en términos anuales. De hecho, la inflación subyacente, que excluye los componentes más volátiles del IPC, se podría situar ese mes en el 1,1%, la tasa más baja también desde la Gran Recesión, cuando la economía llegó a caer un 3,7%. Esta bajísima inflación marcada por todos los indicadores (precios industriales, precios de la exportación, IPC y salarios) no parece que vaya a ser corregida por la demanda interna, entre otras cosas, porque la recesión que vive media Europa no parece que vaya acabar de forma súbita. De hecho, este mes de Junio, la OCDE publicó que el IPC creció en abril en términos anuales un 1,3%, la tasa más baja desde el año 2009. Esto significa que la ganancia de competitividad de España vía precios será, en todo caso, escasa, lo que confirma el fracaso que ya anunciamos de la devaluación interna llevada a cabo por el gobierno español.

Mantener baja la inflación es la principal estrategia marcada por el BCE en su política monetaria,  razón por la que mantiene bajos sus tipos de interés por debajo del 0,5%. Este dato es especialmente relevante para España, dado el alto nivel de endeudamiento privado y el parón que la caída de las rentas ha provocado en el proceso de desendeudamiento de las familias, ya que buena parte de esa deuda se adquirió para compra de vivienda y está referenciada de forma variable al Euribor, cuya fijación depende en gran medida del tipo de interés marcado por el BCE.

Otro aspecto negativo es las relaciones deuda/PIB y déficit/PIB, que no podrán beneficiarse del crecimiento del producto interior bruto en términos nominales, y tampoco la recaudación tributaria experimentará aumento alguno ni con nuevas subidas de impuestos, al no adecuarse la tarifa de los mismos a la evolución de los precios y a la caída del consumo y de las rentas.

Y si consideramos el escenario general de nuestra economía y observamos la evolución del PIB, podremos apreciar como nuevamente, en contra de las mentiras propagandísticas del gobierno,  se hunde en la recesión.
 Fuente: Banco de España y diario EL PAÍS. 

En esta situación la reducción del número de parados en 98.000 puestos de trabajo creados en el mes de Mayo, 265 si desestacionalizamos el dato, es una cifra ridícula... La brutal caída de la demanda interna como consecuencia de los reiterados y descomunales aumentos de impuestos, acompañados de la progresiva reducción del crédito, no se consigue compensar con el primer superávit de la demanda externa en treinta años, por lo que la recesión económica, y el desempleo continuará aumentado progresivamente ante la destrucción del tejido empresarial a ritmo creciente. Todos estos datos demuestran que la economía está paralizada, y que las medidas adoptadas por el gobierno, no guardan relación alguna con el interés general de la sociedad, sino con los intereses de los grupos bancarios y financieros y la conservación del valor de sus activos. Las sociedades capitalistas se desarrollaron gracias a la limitación del riesgo de los industriales que se aventuraban a crear un negocio propio, pero el histórico poder de la banca en España ha conseguido restringir esa limitación a las grandes empresas, extendiendo el riesgo de los hipotecados para adquirir una vivienda a todo su patrimonio, y a los autónomos y pequeños empresarios a todos sus bienes incluida su vivienda familiar, gracias a que se les exige avalar con su patrimonio personal su actividad profesional extendiendo así el riesgo mercantil .

La vinculación entre la banca y el poder político es tan intensa, que el ordenamiento jurídico se diseña a medida de sus necesidades, y si aun así algo falla, siempre queda el indulto del culpable, en ocasiones gestionado desde el despacho de abogados del hijo del Ministro de Justicia. Y muestra de su absoluto poder es que han podido estafar impunemente con sus “preferentes” y todo tipo de productos financieros “tóxicos” a la ciudadanía, contando con la complicidad del Banco de España, de la CNMV y de los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE, trasladando conscientemente todo el riesgo de los bancos, que conocían de antemano, a los pequeños ahorradores. 


Las medidas del gobierno están descargando todo el peso de un sistema político y económico fracasado, sobre las espaldas de las clases medias y el conjunto de las rentas del trabajo. ¿Hasta cuándo seguiremos así?.





[1] La fuente de estos datos es la agencia Axesor.

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