martes, 5 de marzo de 2019

LA SUSPENSIÓN DEL TRATADO INF (Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance)


El Tratado INF (por las siglas en inglés de Intermediate-Range Nuclear Forces) es un acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética firmado en Washington D.C. el 8 de diciembre de 1987 entre el entonces presidente de los EE.UU., Ronald Reagan, y el secretario general del partido comunista de la URSS Mijaíl Gorbachov. Fue ratificado por el Congreso estadounidense el 27 de mayo del año 1988, y entró en efecto el 1 de junio del mismo año. El tratado eliminó los misiles balísticos y de crucero nucleares o convencionales, cuyo rango operativo de alcance estuviera entre 500 y 5.500 kilómetros (denominados euromisiles), instalados en bases militares de Europa Occidental y Europa Oriental, en los países bajo influencia de la Unión Soviética que podrían atacar a los países europeos miembros de la OTAN, como Alemania, Francia, Inglaterra y Noruega, con sus territorios bajo alcance de este tipo de misiles nucleares o convencionales. 

Las partes se comprometieron a destruir por completo sus misiles de alcance medio (de mil a 5.500 kilómetros) y corto (de 500 a 1000 kilómetros).

En la fecha límite del tratado para destruir los misiles, el 1 de junio de 1991, 2.692 misiles fueron destruidos en total, 846 misiles por parte de los EE.UU. y 1.846 por parte de la Unión Soviética. Bajo este tratado, se llevaron a cabo inspecciones mutuas hasta 2001. Ambas partes tenían permiso para inspeccionar las instalaciones militares del otro, para comprobar los trabajos de destrucción de misiles.

El retorno de Rusia al tablero geoestratégico como un actor de primer orden, ha movido desde 2014 a los EE.UU. a acusar a Rusia de violar el Tratado INF. En particular, apunta al misil 9M729, también conocido como SSC-8, que se basa en los proyectiles Kalibr, conocidos por su uso en la operación rusa en Siria. Este misil de crucero 9M729 es una actualización del anterior 9M728 y fue diseñado para el sistema de misiles Iskander, La modernización del misil 9M728 estaba dirigida a aumentar la potencia de la parte de combate y su precisión, aunque están unificados en la mayoría de sus componentes, y su alcance es de 480 kilómetros. Estos misiles, según afirma EE.UU., pueden alcanzar blancos a una distancia de entre 2.000 y 5.500 kilómetros, algo que está prohibido por el INF, y podría estar equipado con ojivas convencionales y atómicas. Pero estas aseveraciones olvidan que el misil nunca ha sido probado en distancias como estas, ni fue diseñado para alcanzar blancos dentro de este rango de alcance, por lo que las acusaciones de Washington contra Moscú, son una nueva etapa de la guerra de información que Washington viene llevando a cabo para justificar su política de beligerancia frente al retorno de la Rusia de Putin como actor en el escenario internacional, que ha tenido en Siria, Crimea o Ucrania su más clara escenificación.

A su vez, Estados Unidos considera que Europa es un posible teatro de guerra nuclear táctica limitada, por lo que la salida de Washington del acuerdo INF es necesaria para fomentar el aumento de la presencia militar estadounidense en Europa, desplegando nuevos sistemas de ataque dentro de su sistema de escudo antimisiles, que han supuesto la instalación de silos de lanzamiento vertical de sistemas antimisiles del tipo MK-41, tanto en Rumanía como en Polonia, y no se descarta la posibilidad de que pronto se desplieguen allí los misiles Tomahawk, incluso con ojivas atómicas. Por lo que, para contrarrestar estratégicamente el despliegue de EE.UU., Rusia podría verse forzada a desplegar misiles capaces de impactar en todo el continente europeo si EEUU instala ese tipo de armamento en la región.

Dentro de esta confrontación, el pasado 15 de enero de 2019 se celebró en Ginebra (Suiza), una reunión entre Rusia y EE.UU. para hablar del INF. La parte americana ni siquiera intentó acercar posiciones, y la Subsecretaria de Estado estadounidense, Andrea Thompson, volvió a amenazar con salirse del tratado el 2 de febrero, si Rusia no destruía el 9M729.

El 1 de febrero de 2019 el secretario de Estado de EEUU (canciller), Mike Pompeo, anunció que su país suspendía sus obligaciones bajo el tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, en inglés), y activó un proceso de retiro de seis meses, y que, si Rusia no retorna al cumplimiento "pleno" del tratado, EEUU formalizará su retirada del acuerdo. La respuesta rusa fue inmediata y el mismo día 2 de febrero anunció que también lo abandonaba. La suspensión del tratado durará seis meses y se convertirá en permanente si las negociaciones con Rusia no logran resolver las diferencias. Al día siguiente, Moscú suspendía su participación en el tratado en respuesta a la resolución de Washington, y este lunes 4 de marzo 2019, el presidente Putin firmó el decreto sobre la suspensión del Tratado sobre misiles de alcance medio y más corto, hasta que EEUU elimine las violaciones de sus obligaciones en virtud del pacto o hasta que termine su validez, y ha anunciado que Rusia comienza a desarrollar un misil hipersónico de emplazamiento terrestre, dejando claro que Rusia no quiere dejarse involucrar en una carrera armamentista y que mantiene sus propuestas de desarme, pero que no perderá opciones estratégicas frente a los EE.UU.