lunes, 22 de julio de 2013

EN LA MUERTE DE HELEN THOMAS. EL VALOR FRENTE A LOS LÍMITES SIONISTAS A LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN



El nombre de la periodista estadounidense Helen Thomas quizás les resulte desconocido, especialmente fuera de los EE.UU., pero cualquier periodista ha podido reconocer en esta mujer el coraje, la honradez y la dignidad de un profesional de la información durante las últimas décadas. Thomas, que fue todo un icono de la sala de prensa de la Casa Blanca, en la que cubrió a todos los presidentes desde John F. Kennedy hasta Barack Obama, ha fallecido este 20 de Julio a los 92 años. 

Decana de los periodistas acreditados ante la Casa Blanca, Thomas se ganó a lo largo de 57 años un lugar de privilegio en su sala de prensa, una silla en la primera fila desde la que puso en aprietos a todos los que interpeló con sus preguntas directas, ácidas, bruscas, molestas, astutas y sin concesiones. Incomodó con ellas a todos los portavoces de la casa Blanca y a todos los presidentes desde Dwight Eisenhower hasta Barack Obama. Tradicionalmente, en cada conferencia de prensa formulaba la primera pregunta y cerraba su interrogatorio con un: “Thank you mr. President”.

Nació en 1920 en una familia de inmigrantes libaneses de bajos ingresos en Winchester, Kentucky, el 4 de agosto de 1920. Creció junto a sus  ocho hermanos en Detroit, Michigan, donde fue a la Universidad Estatal Wayne, en la que se graduó en 1942. En octubre de 1971 se casó con Douglas Cornell, que murió en 1982. Una vez graduada se trasladó a la capital estadounidense para trabajar para el diario Washington Daily News. En 1943 empezó a trabajar para la agencia United Press International (UPI), en la que permaneció la mayor parte de su carrera, primero como reportera de asuntos relacionados con las mujeres y más tarde como periodista política. En 1960 cubrió la carrera a la presidencia de Kennedy y se convirtió en corresponsal en la Casa Blanca a su llegada al poder, en enero de 1961.

Publicó varios libros sobre la personalidad de muchos presidentes, sus intimidades, su carácter, sus aciertos y errores: “Front Row at the White House: My Life and Times”, en 1999; “Thanks for the Memories Mr. President”: “Wit and Wisdom from the Front Row at the White House”, en 2002, y “Watchdog of democracy?: The Waning Washington Press Corps and How It Has Failed the Public”, en 2006, en donde expone el declive de la calidad y la ética del periodismo de hoy.

En el plano ideológico, Thomas era conocida por ser lo que en EEUU se llama una 'liberal' irredenta, es decir, una izquierdista radicalmente opuesta a los republicanos. En 2006 dijo a la revista "Ms. Magazine": "Respeto la presidencia, pero nunca trato a los funcionarios públicos como un objeto de adoración. Nos deben la verdad". Y pagó su precio por ello.

Helen Thomas y J. F. Kennedy

Trabajó como corresponsal para la United Press Internacional (UPI), desde el año 1943 hasta el 2000, momento en el que renunció cuando se produjo la compra de la UPI por parte de un grupo empresarial controlado por el reverendo Sun Myung Moon, el coreano fundador y líder de la secta “Iglesia de la Unificación”. La News World Communications, es una compañía multimedios cuyo principal periódico es ”The Washington Times”, con periódicos y revistas en más de veinte países y en cuatro idiomas diferentes, que generó un cambio tecnológico y editorial en las políticas de la UPI que Thomas consideró contrarias a sus convicciones. Ella pertenecía a una generación de periodistas que buscaban eliminar las prácticas monopólicas y el control de la información por unas cuantas empresas, por lo que el hecho de trabajar en exclusiva para este consorcio le pareció que le privaba de su libertad de información. Por lo tanto, continuó su labor como columnista de grupo Hearst Newspapers Corporation, antiguo propietario de la agencia UPI, que posee quince periódicos.

Era admirada por muchos y temida por otros, por su crítica aguda de la política exterior estadounidense hacia Oriente Medio y su parcialidad en favor del gobierno israelí.  Como hija de inmigrantes libaneses, Thomas nunca escondió su simpatía por los árabes y los palestinos en sus preguntas en las sesiones informativas en la Casa Blanca, hecho que le valió el distanciamiento de muchos congresistas, periodistas y miembros del gabinete presidencial.

Lo que molestaba de Thomas eran sus preguntas sencillas,  esas que cualquier persona de la calle podía formular, pero que nadie hacía. Como cuando le preguntó a Obama, en plena campaña contra Irán por la actividad de este país en el ámbito de la energía atómica, sobre la existencia de otros arsenales nucleares en Oriente Medio en clara alusión a Israel. El peso político de su opinión estaba fuera de toda duda. En una ocasión, un periodista del diario USA Today le preguntó a Fidel Castro cuál era la diferencia entre la democracia cubana y la democracia estadounidense, y Castro respondió: “Yo no tengo que responder las preguntas de Helen Thomas”.

Thomas fue muy crítica con Bush por llevar a Estados Unidos a “una guerra sin sentido en Iraq, una calamidad que aún ocurre después de casi seis años desde que él dejó el cargo”. Y decir en sus críticas que: “antes del 11 de septiembre de 2001, el gobierno ignoró importantes alertas tempranas de un ataque inminente contra Estados Unidos”. Finalmente, George W. Bush le retiró todos los privilegios que tenía como decana de la prensa, cuando el 21 de marzo de 2006 lo sorprendió con la siguiente aseveración: “Me gustaría preguntarle a usted, señor Presidente, sobre su decisión de invadir Iraq, un hecho que ha causado la muerte de miles de estadounidenses e iraquíes y profundas heridas en muchas personas para toda la vida. Cada una de las razones, al menos las conocidas públicamente, han resultado no ser ciertas. Por ello, mi pregunta es: ¿Por qué deseaba usted realmente ir a la guerra? ¿Cuál fue su verdadera razón?“. Llegando a asegurar: “estoy cubriendo al peor Presidente en la historia de los Estados Unidos”.

Bush Y Helen Thomas

A partir de entonces y hasta la llegada del Presidente Barack Obama, “la señora Thomas” como todos la llamaban,  fue relegada al fondo de la sala de prensa de la Casa Blanca y sus intentos de preguntar sistemáticamente ignorados hasta el 19 de febrero de 2009, el día que Barack Obama participó en su primer encuentro con los reporteros y corresponsales acreditados, en el que Obama instruyó a su equipo para que se sentara a Helen Thomas nuevamente frente al pódium y se extendieran en sus consideraciones por Thomas ante su dilatada  trayectoria. Al término de la conferencia de prensa, Obama solicitó una fotografía con ella como un acto de reivindicación ante los medios de comunicación del país. Ello, sin embargo, no evitó sus polémicas preguntas en las ruedas de prensa diarias al portavoz presidencial Robert Gibbs, del que se ganó una abierta enemistad.

El origen de su condena pública no está en las declaraciones que la llevaron a ser apartada de la profesión. La verdadera trasgresión de Helen Thomas a los límites impuestos por el control sionista de los EE.UU. se ha venido produciendo durante años  en la sala de conferencias de la Casa Blanca. Helen Thomas fue la única de entre los periodistas acreditados que desafió la campaña de falsedades de Bush. En una rueda de prensa de la Casa Blanca en el 2006 le planteó a Tony Snow, secretario de prensa de Bush, una pregunta en la que insinuaba que EE.UU. apoyaba "el castigo colectivo del Líbano y Palestina" y la respuesta fue: "Bueno, le doy gracias por el punto de vista de Hezbolá"[1]. Esta respuesta suponía incluir a la periodista en el grupo de “los terroristas”. Con ella se calificaba todo cuestionamiento, disentimiento u oposición a Israel y EE.UU. como una forma de actividad terrorista. Lo que sirvió de aviso y amenaza a cualquiera que planteara semejantes preguntas, que en un país en el que puedes ser asesinado por el gobierno con una simple decisión del presidente no es poca cosa. Nuevamente Helen Thomas transgredió los límites tras la masacre israelí del Mavi Marmara, el buque que intentó romper el bloqueo de Gaza para llevar ayuda humanitaria, cuando el 26 de Mayo de 2010 se atrevió a plantear una pregunta obvia a Robert Gibbs, Secretario de prensa de la Casa Blanca, que nadie se atrevía a formular: "Si cualquier otra nación del mundo lo hubiera hecho, nosotros habríamos armado un escándalo" y preguntó: "¿Cuál es la relación sacrosanta e irrompible de EE.UU. con un país que mata y boicotea adrede a la gente’ ¿por qué  instigamos y secundamos el boicot?". ¿Durante cuánto tiempo le iban a permitir que siguiera  planteando semejantes preguntas?. Su suerte estaba echada.
 
Obama y Helen Thomas el día del cumpleaños de ésta
Al día siguiente, el 27 de mayo de 2010, cuatro días después del ataque a la flotilla del “Mavi Marmara”, durante la celebración del Mes de la Herencia Judía en la Casa Blanca. El rabino David Nesenoff provisto de una cámara de video se dirigió a Thomas en los jardines de la Casa Blanca preguntándole de forma inocente: “¿Algún comentario sobre Israel?”. La pregunta era una provocación, similar a preguntarle a un judío: “¿Algún comentario sobre la Alemania nazi?”. Porque Nesenoff no ignoraba que Thomas es hija de padres libaneses, y tampoco ignoraba que había cuestionado a un presidente tras otro sobre la política estadounidense en Oriente Medio. Pero Thomas tampoco desconocía el carácter provocador de la pregunta, porque sabía quién era su interlocutor, y percibía el desafío implícito que suponía discrepar de la corrección política impuesta durante décadas por la  propaganda sionista, que automáticamente identifica cualquier crítica a la política del Estado israelí o a los judíos con la apología del genocidio y el odio. Thomas, que venía desafiando a los sionistas desde hace décadas en la persona de los presidentes más poderosos de la tierra, aceptó el reto y contestó: “Dígales que salgan volando de Palestina. Recuerde que [los palestinos] sufren una ocupación, y que ésa es su tierra, no es Alemania, no es Polonia”. Thomas se rió en seguida de sus propias palabras, sabiendo que el rabino no se esperaba ese valor en una anciana de 89 años. Nesenoff le preguntó entonces a dónde debían ir los judíos que viven en Israel, y Thomas repuso: “Deberían volver a su casa, a Alemania, a Polonia, a los Estados Unidos”. Dijo además que estaba familiarizada con los problemas de Oriente Medio por su ascendencia libanesa, y le devolvió el reto: “Ejerzan el periodismo, no se van a arrepentir”. Thomas había caído en la trampa.

La conversación informal, que no entrevista, fue grabada en video y expuesta en la  página de internet www.rabbilive.com[2]. El escándalo comenzó cuando la noticia llegó a los medios el 7 de junio de 2010, y la maquinaria de la prensa judía aprovechó la ocasión para pedir la cabeza de Thomas. La periodista advirtió el error cometido al ceder a la provocación. Había cruzado la raya que la llevaría fuera de la profesión. En su blog publicó una nota de disculpa que decía: “Lamento profundamente los comentarios que hice la semana pasada acerca de Israel y los palestinos. No reflejan mi profunda convicción de que la paz sólo llegará al medio oriente cuando todas las partes reconozcan la necesidad de respeto y tolerancia recíprocos. Ojalá ese día llegue pronto”.

Fue inútil, la prensa sionista continuó su campaña de prensa, y pusieron de relieve los orígenes libaneses de Thomas, advirtiendo en este detalle una evidente “motivación antisemita y racista”. El razonamiento que se buscaba inducir era este: Thomas es árabe, los árabes odian a los judíos, Thomas odia a los judíos, y por lo tanto sus preguntas y cuestionamientos no nacen de un legítimo interés periodístico, sino de su odio a los judíos.

Y comenzó la cacería. El ex portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer exigió el despido de Helen Thomas diciendo: “Ella debe perder su trabajo vitalicio. Como judío y conocedor de su trabajo, creo que es espantoso porque aboga por la depuración religiosa pro musulmana. Si un periodista o columnista dijera lo mismo sobre los negros o hispanos, seguro que ya habrían perdido sus
Robert Gibbs
empleos”
. Por su parte, la agencia Nine Speakers, que promovía los libros y conferencias de la periodista, dijo que ya no podía seguir representándola. Un instituto de Bethesda, Maryland, donde Thomas iba a inaugurar este mes el ciclo lectivo canceló la conferencia que iba a dar y varios columnistas acreditados en la Casa Blanca pidieron que se le quitara su puesto en la primera fila de la sala de prensa. Por su parte, su mortal enemigo el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, entró sorprendentemente en la polémica, calificando las afirmaciones hechas por Thomas de "ofensivas y reprobables". Gibbs dijo que no ha hablado sobre el tema con Obama pero considera que Thomas "debería disculparse, algo que ya ha hecho, porque sus observaciones obviamente no reflejan en absoluto la opinión de la mayoría de los presentes y ciertamente, no la de la administración". La Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca calificó los comentarios de Thomas de "indefendibles", y los medios conservadores como la Fox, el mismo medio al que defendía Thomas unos meses atrás frente al vacío que le hacía la administración Obama, fiel a la voz de sus amos descalificó las opiniones de Thomas y pedía su cabeza.  La pieza de esta cacería estaba acorralada y la prensa obediente al lobby judío se cobró su trofeo. La cadena de periódicos Hearst, para la cual trabajaba, le pidió la “jubilación con efecto inmediato”. Y terminó su carrera profesional vilipendiada.

Thomas fue responsable de haber cometido un delito de nuevo cuño: el delito de opinión. Cualquiera puede opinar sobre cualquier cuestión. Pero hacerlo sobre el origen y constitución del Estado de Israel, sobre la suerte y los derechos de los palestinos que poblaban su territorio y que desde 1945 viven en campos de refugiados, sobre la expansión territorial del Estado israelí más allá de sus fronteras originales por medio de guerras de agresión, sobre el carácter de parias de los árabes que habitan en ese territorio o sobre el tan permanentemente recordado “Holocausto”, opinar sobre todo eso de modo discrepante con el sionismo, es delito.

Poco después, en una entrevista con la estación de radio de Ohio WMRN-AM, la veterana ex reportera criticó a EE UU por no permitir a la gente hablar sobre las políticas de Israel en contra del pueblo palestino. “Usted no puede criticar a Israel en este país y sobrevivir”, dijo Helen Thomas. En esta entrevista dijo que los comentarios fueron “exactamente lo que pensé”, aunque luego pronto se dio cuenta que era el fin de su carrera. “Fue muy duro las dos primeras semanas. Luego de eso, salí de mi coma”, dijo Thomas.

En Abril de 2011 se publicó una nueva entrevista a Thomas en la revista “Playboy”[3], en la que defendió sus comentarios originales. "Yo sabía exactamente lo que estaba haciendo,  yo puse toda la carne al asador", y hablaba abiertamente:

Sobre la situación en Palestina: “ellos [los judíos americanos] iniciaron la ley Jackson-Vanik, que decía que EEUU no comerciaría con Rusia a menos que permitiera una ilimitada emigración judía. Pero no fue emigración a Estados Unidos, lo cual hubiera estado bien para mí. Fue para ir a Palestina y desarraigar a estas personas, arrojarlas de sus hogares, lo que ellos han hecho a través de muchas guerras. Eso no es justo. Yo quiero que la gente entienda por qué los palestinos están enojados. Ellos son encarcelados y están viviendo en una prisión abierta. Yo les digo a los israelíes, "salgan de los hogares de la gente!" Es inaceptable tener soldados golpeando a la puerta a las tres de la mañana y diciendo, "Esta es mi casa". Y forzando a la gente a salir de sus casas donde ellos han vivido durante siglos. ¿Qué es esto? ¿Cómo puede alguien aceptarlo?. Yo les quiero preguntar, ¿por qué hacen carreteras sólo para judíos? ¿Alguien toleraría algo como eso en América? ¿Rutas solo para blancos?. 

Sobre la violencia palestina contra los israelíes: "Por supuesto que no tolero ningún tipo de violencia contra ninguna persona. Pero, ¿quién no lucha por su país? ¿Qué haría cualquier estadounidense si su tierra fuera tomada? Recuerda Pearl Harbor. La violencia palestina es para proteger lo poco que queda de Palestina. Los terroristas suicidas son actos de desesperación y desesperanza." 

Sobre el apoyo estadounidense a Israel: "Continuamos dándole todo a Israel. ¡Terminemos con todo esta ayuda a Israel cuando están matando a la gente!... ¿Por qué envían mi dinero de los impuestos estadounidenses para perpetuarla [la violencia]?".

Sobre el Holocausto y el victimismo judío: “Yo tuve dos hermanos y muchos parientes que combatieron en esa guerra contra Hitler. Nosotros creímos en eso. Toda la familia americana estuvo en esa lucha. Pero ellos fueron liberados entonces. Y aún continúan con la victimización. El pueblo americano no sabe que los lobbystas israelíes los han intimidado para creer que todo judío es una víctima perseguida para siempre, mientras ellos están victimizando a los palestinos” (…) "No hay nada de malo en recordar, pero ¿por qué tenemos que recordar constantemente?”.

Sobre la influencia de los Judíos y el poder: "Nosotros [los americanos] estamos dominados por los propagandistas contra los árabes. No hay discusión sobre esto. El Congreso, la Casa Blanca, Hollywood y Wall Street, están dominados por los sionistas. Sin discusiones en mi opinión. Estamos siendo presionados en una dirección equivocada en todas sus formas.""[Los Judíos están] usando su
La presencia de judíos en los medios de comunicación de EE.UU. es masiva
poder, y ellos tienen poder en todas las direcciones... Poder sobre la Casa Blanca, poder sobre el Congreso... Todo el mundo está en el bolsillo de los lobbies israelíes, que son financiados por partidarios ricos, incluidos los de Hollywood. Lo mismo con los mercados financieros. Hay un control total... No es el dos por ciento. Tú eres el poder real eres dueño de la Casa Blanca, dueño de estos otros lugares, en términos de su convicción política. Por supuesto que tienen el poder.
[Hacia el entrevistador] Usted no lo niega. Usted es judío, ¿no?". El entrevistador David Hochman lo es. (…) “quiero que usted observe al Congreso que recientemente  ha sido elegido. ¿Piensa usted que Schumer y Lehtinen (una firme partidaria de Israel) van a ser pro-árabes? No. Pero ellos van a ser muy influyentes. Eric Cantor, el líder mayoritario de los republicanos, ¿piensa usted que va a ser pro-árabe? ¡Demonios, no! Le estoy diciendo que usted no puede obtener 330 votos en el Congreso para cualquier cosa que sea pro-árabe. Nada. Si usted no está dentro del lobby sionista, es borrado, como lo fue el Senador William Fulbright en la década de 1960 [después de afirmar que millones de dólares deducibles de impuestos de filántropos americanos iban a ser enviados a Israel y luego canalizados nuevamente a EEUU para distribución a organizaciones con posiciones pro-israelíes] y el congresista Paul Findley de un pequeño distrito rural en Illinois cuando cometió el error de estrechar la mano de Yasir Arafat años atrás. Termino costándole su reelección. Luego escribió un libro llamado “Ellos se Atreven a Hablar” sobre cuán imposible es tener una posición en este país contraria a Israel. Quizás haya un puñado que puedan tenerla, pero en general tú no puedes hablar contra ningún movimiento sionista en este país”. 

Ese mismo mes de Abril de 2011, a los 90 años de edad, Thomas encabezó la protesta masiva durante la visita del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a Estados Unidos para la reunión anual de política del Comité de Asuntos Públicos Americano Israelí (AIPAC) que se realizó entre el 21 y el 24 de mayo siguientes. La polémica se volvió a avivar cuando defendió sus comentarios en una entrevista con el periódico “Kansas City”, diciendo que: “Puedo llamar a un presidente de EE.UU. de cualquier forma, pero no puedo tocar a Israel, que cuenta con carreteras sólo para judíos en Cisjordaniaʺ. El proyecto “Movimiento Sobre AIPAC” intenta traer a activistas y a ciudadanos preocupados de todo el país para dar a conocer la influencia extraordinaria que tiene el AIPAC sobre la política de EE.UU. Según datos oficiales, Israel recibe alrededor de 3.000 millones de dólares directamente de EE.UU. cada año, que es aproximadamente una quinta parte del presupuesto de ayuda extranjera de EE.UU.

La policía del pensamiento le tendió una celada, la clase dominante, mediante los medios y sus instrumentos para ejercer la censura en el periodismo. Aprovechó un intercambio informal de palabras con un rabino en el exterior de la Casa Blanca, para silenciar y desacreditar a Thomas y sofocar toda crítica hacía la minoría judía, Israel y la política de EE.UU.

El ataque contra Thomas se realizó con las habituales acusaciones de antisemitismo y odio racial. Para los sionistas resulta aceptable que los liberales o progresistas critiquen moderadamente, algunos de los crímenes más atroces de Israel. Pero no está permitido ni a ellos ni a nadie, cuestionar el nacimiento y  verdadera naturaleza del Estado de Israel, ni el derecho del mismo a existir en las tierras palestinas robadas. 

Para los EE.UU. Israel desempeña un papel estratégico de primer orden, y su apoyo a dicho Estado es incondicional, no importa la tensión internacional que eso implique. Israel, un Estado sionista odiado por todo Oriente Medio, pone de manifiesto las contradicciones reales de los gobernantes de EE.UU. y de todos sus Estados vasallos de difícil explicación ante la opinión pública de sus respectivos países, en un momento en el que combina el apoyo al sionismo, con la alianza con las fuerzas islámicas integristas en Siria, Irak y Afganistán como parte de la guerra permanente para imponer su hegemonía en la región más estratégica del mundo.

Cualquiera  que sea amante de la Justicia y la Verdad, debe analizar profundamente por qué "nuestro" gobierno encubre y censura las verdades básicas sobre Israel siguiendo la estela de los EE.UU.. Sin ir más lejos, el ataque israelí a los depósitos de armas sirios de la pasada semana no ha merecido ni un solo minuto de televisión. Quizás esto se deba a que en España no hay periodistas como Helen Thomas.

Obama y sus sucesores, el lobby judío del AIPAC e Israel  pueden estar tranquilos: ahora gozan del mismo privilegio que el comunista Fidel Castro. Helen Thomas nunca más volverá a molestarles con sus preguntas. Descanse en paz.


[1] http://bcove.me/lmsx3gzi
[2] http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=RQcQdWBqt14
[3] http://www.veteranstoday.com/2011/03/18/playboy-interview-helen-thomas/

lunes, 8 de julio de 2013

LA TRAMPA DE LA MONEDA ÚNICA. LA NEGATIVA ALEMANA A SOLUCIONAR LA “CRISIS DEL EURO”.



Hace cinco años que los europeos  nos debatimos a diario, con la presión ejercida en nuestras economías por la llamada “crisis del euro”. Esta “crisis” ha venido empujando de forma progresiva a los países periféricos de la zona euro, a un alza continuada e insostenible de los tipos de interés por su deuda pública, ante la eventualidad de su posible insolvencia. Ello ha venido obsesionando a los gobiernos afectados sin que hayan conseguido encontrar ninguna solución al problema. Pero, ¿cuál es el origen de esta situación?, ¿cómo hemos llegado a ella?. 

El 15 de Agosto de 1971 la administración Nixon fue obligada a abandonar los Acuerdos de Bretton Woods por los que venía a respaldar el dólar a razón de 35$/onza de oro. De esta manera el dólar que era la moneda de reserva mundial desde 1944 quedaba como moneda “flotante”, la inflación masiva generó una crisis monetaria que desembocó en la energética de 1973, que fue hábilmente resuelta por la administración de Nixon. La OPEP[1] había considerado cambiar en 1973 y 1978 el precio del petróleo, e imponer el pago del mismo con una “cesta de monedas”. Esta reflexión de los países petroleros, obligó a los Secretarios del Tesoro de las presidencias de Nixon y de Carter a negociar con Arabia Saudí para hacer fracasar este proyecto. El acuerdo al que llegaron impuso un trato preferencial para con la Autoridad Monetaria Saudita en 1974 para la compra de 2,5 mil millones en bonos del Tesoro de los EE.UU. fuera del proceso normal de subasta. Es decir, a coste muy reducido, a cambio la OPEP sólo utilizaría dólares para comerciar con el crudo. Por entonces, todas las inversiones sauditas en los EE.UU. fueron declaradas “secreto”, estos datos sólo pudieron ser conocidos y hechos públicos años después, a través del “Acta de Libertad de demanda de Información” (FOIA).

Nuevamente en 1978, EE.UU. frustró una propuesta de la OPEP de formalizar una “cesta de petromonedas” (dólar, yen y marco). El precio que tuvo que pagar por ello a la monarquía saudí fue un aumento del 350% de poder para su voto dentro del FMI. Desde estos acuerdos con los saudíes, el dólar quedaba otra vez establecido como divisa de referencia mundial y petromoneda monopólica, convirtiéndose en la clave de la hegemonía norteamericana, y en la principal preocupación del complejo financiero, industrial y militar que dirige esa nación.

Desde entonces, la posición monopólica del dólar como moneda de comercio de los hidrocarburos, ha permitido a la Reserva Federal expandir su crédito como apoyo al control financiero de la economía, y a la financiación masiva de la deuda que exige el control militar del mundo por los EE.UU. y la brutal vorágine consumista de la sociedad americana.

De esta manera, desde la década de 1970, los Estados Unidos comenzaron a importar una parte cada vez mayor de los productos industriales producidos en el planeta, dado que el coste real de los mismos era próximo a cero, mientras que para el resto de los países, era imprescindible la obtención de divisas con las que adquirir hidrocarburos. Las importaciones netas de Estados Unidos fueron, naturalmente, las exportaciones netas de los países con superávit, tales como Alemania, Japón y China. A su vez, aproximadamente el 70% de los beneficios obtenidos por los empresarios de las naciones excedentarias exportadoras a los EE.UU. fueron canalizados hacia Wall Street, en busca de una mayor rentabilidad y seguridad, obtenidas con las inversiones en la moneda de reserva mundial. En Wall Street, los financieros comenzaron a utilizar esta afluencia de capitales extranjeros con varios objetivos:
  • Proporcionar crédito a los consumidores norteamericanos; 
  • Expandir la industria americana por medio de la inversión directa en empresas de Estados Unidos, y;
  • Financiar la expansión militar de los EE.UU. comprando bonos del Tesoro. Es decir, financiando los déficits del gobierno estadounidense.

Además de los anteriores efectos económicos, no debemos olvidar la financiación extraordinaria que ha supuesto durante cerca de cuarenta años, el consumo de combustible de los EE.UU. pagado con un dinero que costaba lo que costaba su impresión en papel.

El sistema económico descrito, se caracterizaba por ser un flujo circular continuo, que funcionaba expandiendo cada vez más la masa de dinero circulante, que alimentaba así un nivel cada vez más acelerado de la demanda en los Estados Unidos y de su endeudamiento tanto público como privado,, en Asia y en Europa, cuyos bancos, especialmente los alemanes en Europa, pronto se sumaron a la dinámica de  Wall Street de impulsar la “burbuja” de crédito en sus respectivos países o regiones económicas. Para ello se endeudaban a su vez con las entidades bancarias y financieras norteamericanas.

La zona euro fue diseñada teniendo como telón de fondo una economía global, en la que Estados Unidos desempeñaba un papel crucial en el consumo de los excedentes mundiales, generando con el mismo la demanda necesaria para los exportadores netos de todo el mundo.

Cuando en el otoño de 2008 las estafas piramidales de Wall Street se desplomaron, la llamada “financiarización” de la deuda, la capacidad de Wall Street para continuar “cerrando” el círculo global de importación de bienes y exportación de deuda desapareció. El sector bancario de Estados Unidos ya no podía aprovechar los déficits de los Estados Unidos (presupuestario y comercial) para conseguir financiación de la demanda interna, en niveles suficientes para mantener el consumo de las exportaciones netas del resto del mundo a este país. Y como la unión monetaria europea carecía y carece de dispositivos estabilizadores esenciales, los Estados que habían perdido su soberanía en política monetaria con la entrada en la moneda única, se vieron profundamente afectados. La zona euro se creó de manera que se eliminaban los amortiguadores naturales de los Estados participantes en la moneda común, haciéndoles imposible absorber las fluctuaciones económicas a través de la devaluación de la propia moneda.

Este diseño de la zona euro funcionó mientras la demanda de EE.UU. estaba activa, y el flujo comercial norteamericano era eficaz para consumir los excedentes mundiales de producción. De tal manera que el sector bancario de Europa, venía manteniendo un nivel suficiente de liquidez con el retorno de divisas ingresadas en pago de los productos exportados y por la expansión crediticia de la banca de Wall Street. En esta situación, la falta de un sistema de reciclaje del excedente de producción intraeuropeo pasó desapercibido. Pero cuando la capacidad de Estados Unidos para llevar a cabo ese papel de consumo del excedente mundial desapareció en 2008, los defectos del diseño de la zona euro se sintieron intensamente, sobre todo en la periferia europea.

Cuando en 2008 se pinchó la “burbuja” crediticia, los líderes europeos se negaron a ver la realidad: el diseño de la unión monetaria exigía una reconfiguración inmediata que le permitiera a Europa bien convertirse en una unidad absoluta; bien volver a las monedas nacionales. Esta voluntaria ceguera  los llevó a plantear unos poco sistemáticos "planes de rescate" de la quebrada banca europea, e iniciar unos debates improductivos carentes de realismo, sobre si debería aplicarse una mayor o menor reducción de los presupuestos estatales, el margen de déficit público aceptable, la velocidad a la que debería llegarse al mismo,  etc. De esta manera, quedaba oculto por un estéril debate la verdadera causa de la marcha de la Eurozona hacia la fragmentación: la falta de un reciclaje efectivo del excedente de producción que ya no era exportado a los EE.UU. En pocas palabras, las elites de Europa no pudieron reconocer, tanto antes como después de 2008, que el diseño de la zona euro se basó en la capacidad de los Estados Unidos de consumir los excedentes mundiales de producción.

 Evolución del saldo comercial de los EE.UU.
Fuente: http://politicacomercialdeeu.wordpress.com/

En la actualidad, y después de un descenso de dos años, el déficit comercial de Estados Unidos ha vuelto casi a niveles anteriores a 2008. Sin embargo, el déficit de Estados Unidos, a pesar de que se ha recuperado después de la crisis de 2008, ya no tiene la capacidad para desempeñar el papel de reciclaje del excedente de producción como lo hacía antes de la “Gran Crisis”. Por lo menos no de manera que se pueda volver al escenario anterior al 2008. Basta con señalar que en 2011 los Estados Unidos estaban generando una demanda un 23,7% inferior a la de 2008. En segundo lugar, y al mismo tiempo, Wall Street no está atrayendo el nivel de flujos de capital que sería necesario para mantener el ritmo de la inversión en su sector privado anterior a 2008. En concreto, en 2011 los Estados Unidos habían perdido el 56,48% de los activos de propiedad extranjera en comparación con el momento anterior a la crisis de 2008. La razón principal, y de hecho crucial para esta abrupta caída fue, que los flujos netos de capital extranjero, así como los préstamos a las empresas estadounidenses cayeron drásticamente de alrededor de 500.000 millones de dólares en 2006  a  50.000 millones en 2011[2].

En 2013, la evolución de la demanda norteamericana ofrece un panorama devastador: Por un lado, la crisis no provocó la reducción del déficit de los Estados Unidos, sin embargo, éste no ha sido ni es capaz de mantener los flujos mundiales de bienes y ganancias equilibrados a nivel planetario. Los mercados estadounidenses están consumiendo un 24% menos de importaciones netas, un 66% de la demanda anterior a la crisis de 2008, y están atrayendo al sector privado americano un 57% menos de capital del que Wall Street negociaba cuando  se derrumbó en 2008.

En definitiva, lo único que queda de la economía global en la que la zona euro se creó, son los flujos de capital extranjero que siguen llegando en busca de una seguridad que Europa no les ofrece, acelerando así la deuda pública de Estados Unidos. En consecuencia, la zona euro no podrá en el futuro depender de los Estados Unidos para proporcionar, como lo hizo antes de 2008, el nivel de demanda agregada que es necesario para mantener el sueño mercantilista de una Alemania hegemónica convertida en el motor de Europa; Es decir, de una zona euro que no es sino un gran espacio económico alemán, que responde al descenso de sus exportaciones motivado por la caída de la demanda mundial, con la devaluación interna de los europeos: reduciendo los salarios reales y la demanda interna. Reacción que además se justifica culpando de la debacle del euro a los países periféricos de la eurozona, acusando a éstos con el fin de hacer creer que la insolvencia de países como Irlanda, España o Italia tuvo algo que ver con el despilfarro fiscal.

Como decimos, la verdadera causa de la difícil situación actual de la zona euro, ha sido la excesiva dependencia de la capacidad de la economía estadounidense para generar suficiente demanda de las exportaciones netas de la zona euro. Una vez que Wall Street se desplomó y la liquidez desapareció en todo el mundo, los efectos no se hicieron esperar:

1º La quiebra de los bancos y la insolvencia de los Estados ante la drástica reducción de sus ingresos fiscales causada por la caída de la demanda interna;

2º La renuencia de los burócratas europeos y de los políticos de los Estados de la Unión en crear un sistema de resolución bancaria de la Eurozona, en el marco de una reorganización de la moneda única.

¿Por qué esa resistencia de Alemania a todas las medidas que pondrían fin a la crisis del euro?:

1º Porque la banca alemana se ha beneficiado de la “burbuja” crediticia, pero no quiere asumir las pérdidas que está haciendo pagar a la banca de los países periféricos;

2º Porque Alemania no quiere pagar por la deuda de la periferia, y además se ve incentivada para mantener el status quo porque la deuda pública alemana se está financiando a coste cero.

Además, Alemania y los países del norte de Europa, las naciones con superávit de la zona euro, se mantienen firmes en su determinación de mantener un esquema de moneda única diseñado para un momento en que Estados Unidos desempeñó un papel que ya no puede cumplir, porque si se establece un mecanismo de reciclaje de excedentes intraeuropeo adecuado supondría la nivelación de todos los Estados europeos parte en la moneda única a un igual status financiero y económico, lo que  significaría que Alemania perdería la capacidad de decisión para salir de la zona euro en el futuro. Sería, una renuncia de estos países a la capacidad de decidir el abandono de la zona euro, que sólo las naciones con superávit poseen verdaderamente, pues para las naciones deficitarias, una salida de esta zona supondría una salida masiva de capitales y el colapso de su sector  bancario.

Por estos motivos, al público alemán se le ha convencido de que Alemania se ha escapado de lo peor de la crisis debido a sus virtudes de ahorro y trabajo duro, en contraste con los “vicios” de los países del Sur “vagos y derrochadores”. Ellos ven las bajas tasas de interés de los bonos alemanes como una recompensa por su probidad en el ahorro, y no como la prueba de la fuga de capitales del resto de la zona euro causada por la desintegración provocada por ellos mismos en la periferia europea. Además, el superávit de la economía alemana ya antes de 2008, ha sido también motivado por la demanda de la periferia europea de productos alemanes, daneses, holandeses, chinos y japoneses que permitió a los países como Alemania y los Países Bajos seguir siendo exportadores netos de capital y bienes de consumo dentro y fuera de la zona euro, al mismo tiempo que la importación de productos por los EE.UU. impulsaba la demanda de productos de la periferia de la zona euro.


En conclusión, antes de 2008 los Estados Unidos operaron como consumidor enorme de un volumen desproporcionado de las exportaciones netas, así como de los beneficios del resto del mundo. Este mecanismo de reciclaje de excedentes era esencial para el mantenimiento del edificio defectuoso de la zona euro. Una vez desaparecido el actor norteamericano, la zona de la moneda común europea debía haber sido rediseñada consumando la Unión Económica de Europa o por el contrario entraría en un largo período, de dolorosa desintegración y regreso a las monedas nacionales, como efectivamente está ocurriendo.

Pronto comenzarán los ataques contra la moneda única, por parte de diversos países periféricos condenados a morir en la trampa del euro. Salvo que la situación dé un giro radical e imprevisto, la cuestión no es si salir o no del euro, sino cuándo salir y si nos dará tiempo a abandonarlo antes de que éste estalle.

[1] Organización de Países Exportadores de Petróleo.
[2] Fuente de los datos citados:
www.europeanfinancialreview.com/?p=6830,%2019%20junio%202013