lunes, 6 de mayo de 2013

LA UNIÓN BANCARIA EUROPEA, MERKEL, LA BANCA ALEMANA Y OTRAS HIERBAS

En los últimos meses ha pasado sin pena ni gloria para los ciudadanos corrientes una importante decisión: la unión bancaria europea. Alemania no sólo gana jugando al futbol, también gana en el juego de la alta política. El pasado mes de diciembre se reunió el Consejo de ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin), y alcanzó  un acuerdo acerca de la unión fiscal europea y el control sobre la banca en la UE, rompiendo definitivamente la cohesión y el equilibrio entre el Norte y el Sur europeo. Esto establece unas reglas del juego para 26 de los países de la UE y otras para Alemania.

Esta situación ha venido forzada por el expolio que la banca alemana viene ejerciendo sobre la periferia europea. Expolio cuya historia no arranca ahora. Recordemos.

En los años 70 y 80, las sucesivas reformas del sistema financiero y bancario español fueron equiparando las cajas de ahorros controladas por los políticos y los sindicalistas a los bancos privados controlados por las élites financieras y empresariales. La equiparación alcanzó a su capacidad operativa, su regulación, su supervisión y su estructura, así como a su ámbito de actuación, que por primera vez pudo exceder el ámbito local, provincial o regional. En lo único que no se homologaron bancos y cajas fue en su gobernanza y en su capacidad de captación de capital social por la distinta naturaleza de unos y otras[1].
Al contrario que las cajas de ahorros españolas, las alemanas se mantuvieron como entidades de ámbito municipal con importantes prohibiciones para participar en grupos industriales, orientadas al ahorro y no al crédito y especializadas en la financiación de las pequeñas y medianas empresas (pymes) gracias a su constante exceso de liquidez, y con participaciones muy reducidas en el mercado inmobiliario, a diferencia de las españolas. Las cajas alemanas tienen una escasa rentabilidad y son poco eficientes, pero no presentaban problemas de solvencia. Finalmente, sus órganos de gobierno son elegidos en sus dos tercios por los municipios y un tercio por los trabajadores, lo que ha dado lugar a serios problemas en su gobierno interno.

El exceso de liquidez que hemos mencionado, se invertía en los Landesbanken, entidades bancarias de ámbito regional de los que las cajas eran accionistas a medias con los gobiernos regionales. Estos bancos tenían el aval del Estado en sus emisiones de deuda, lo que tras la investigación del año 2001 de la Comisión Europea tuvo que ser eliminado, al ser una ayuda estatal encubierta. Pero para su eliminación se concedió un período de adaptación hasta 2005, durante el que los Landsbanken emitieron deuda por encima de sus necesidades, captando así una mayor cantidad de capital del que necesitaban, aprovechando que todavía esta deuda estaba avalada por el Estado. Como en este período la demanda de crédito era escasa en Alemania, el exceso de dinero líquido que tenían lo invirtieron en los mercados internacionales de valores ligados a las hipotecas subprime norteamericanas. Cuando la burbuja inmobiliaria americana estalló, el desastre fue enorme. La banca privada recibió cantidades de dinero desmesuradas: Hypo Real Estate se rescató con más de 100.000 millones de euros y en 2009 fue nacionalizado en un 90%. El Industriebank (IKB) se rescató con 10.000 millones de euros, El Dresdner Bank, la segunda entidad del país, acabó quebrando y fue absorbido por el Commerzbank, que recibió, a su vez, un rescate de 100.000 millones. Y los Landesbank, como el Baden-Württemberg, el West o el Sachsen, llegaron a recibir unos 150.000 millones de euros. El 25% de ese rescate está todavía en manos del Gobierno alemán, y curiosamente el Commerzbank ha devuelto dinero prestado, unos 14.000 millones. ¿Cómo ha podido recuperar el dinero de forma tan rápida?. De momento es una incógnita.
Si se ha seguido lo anterior, es fácil deducir que el dinero que se pidió prestado por los Landenbanken ha desaparecido y con él también ha desaparecido buena parte del ahorro depositado en las cajas alemanas que terminó en estos bancos. Se calcula que el descubierto de los Landesbank alcanza los 250.000 millones de euros. Lo que no es un problema pequeño para la economía alemana, por la conexión crediticia de las cajas alemanas con el tejido industrial germano, el llamado  Mittelstand compuesto por multitud de pymes localizadas en el medio rural, orientas a la exportación y que suponen el 70% del empleo alemán.

Durante la expansión crediticia los ciudadanos alemanes no se endeudaron en exceso, como sí lo hicieron los españoles[2], los griegos o los irlandeses, sencillamente porque su elevado nivel de renta obtenida por la exportación de productos a EE.UU. y a los países periféricos de la UE[3], lo hacían innecesario, pero sí lo hicieron sus bancos. Las entidades financieras alemanas pasaron de ser bancos y cajas tradicionales, a ser compañeros de fortuna de los norteamericanos, con una desatada pasión por el riesgo y una inusitada atracción por los activos tóxicos que les ofrecían suculentos beneficios. Su codicia los cegó.

Quizás lo dicho explique el empeño alemán por evitar el control de la solvencia de su sistema de cajas de ahorros por un organismo externo como el BCE, por mucho que sea Alemania quien controle a este último.

En España, casi todo el sector financiero quedará bajo control del nuevo organismo de vigilancia del Banco Central Europeo que se pondrá en marcha en 2014. Más del 90% de los bancos y de las cajas estarán supervisados, y de hecho apenas quedarán cajas de ahorro. Sólo se salvaran de la vigilancia del BCE la Banca March y Caja 3, entre los grandes, y de los pequeños cajas rurales como Ontinyent.

Este mecanismo se hará cargo del control de las entidades en los siguientes supuestos:

1º Que tengan más de 30.000 millones de euros en activos;
2º Que estén nacionalizadas;
3º Que su tamaño supere el 20% del PIB del país en el tengan su sede.

El objetivo de países como Francia, Italia y España, y también el de la Comisión Europea, era que entraran bajo la vigilancia del BCE unas 6.000 entidades europeas. El BCE supervisará las 150 entidades de crédito más grandes, de las 6.120 existentes en la eurozona, de ellas sólo seis alemanas, que suponen cerca del 80% de sus activos bancarios totales. Sin embargo, el Eurosistema (conjunto del BCE y de sus bancos centrales nacionales) supervisará la mayoría de las entidades de la eurozona. Solo quedarán fuera de dicha mayoría las 1.885 entidades de crédito alemanas, que seguirán siendo supervisadas por su organismo federal (BaFin), las 315 entidades de crédito finlandesas que seguirán siendo supervisadas por su agencia estatal (FIN-FSA) y las 759 entidades de crédito austriacas supervisadas por la agencia estatal FMA. El BCE podrá intervenir en cualquier banco y dar instrucciones a los supervisores nacionales, marcando así las líneas de actuación para el resto de organismos supervisores nacionales. Estas nuevas funciones del BCE deberán estar operativas el 1 de marzo de 2014. 

Mientras eso ocurre, los 500.000 millones el MEDE (el fondo permanente de rescate de la UE) podrá ayudar a las entidades de forma directa usando sus propios recursos y solicitando la participación del BCE. Pero España no recibirá ni un euro de este fondo, ya que al inicio del Consejo de ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin), el ministro germano de Economía, Wolfgang Schäuble se encargó de advertirnos que la recapitalización bancaria directa no será retroactiva. La unión bancaria europea sería un paso hacia la recapitalización directa de los bancos por parte del fondo de rescate de la zona euro. 

El Ministro de Economía alemán Wolfgang Schäuble 

En cuanto al organismo que continuará definiendo los criterios técnicos de supervisión bancaria de la UE, la Autoridad Bancaria Europea (ABE)[4], los 27 acordaron que el sistema de voto y toma de decisiones  será por mayoría cualificada. Países como el Reino Unido y Suecia temían quedar en minoría dentro de este organismo y finalmente se aceptó por unanimidad establecer una mayoría compuesta a su vez por una mayoría simple de los países participantes integrados en el euro y por lo tanto en el BCE, y una mayoría simple de los países que no participan en el BCE.

En la eurozona existen 17 supervisores nacionales, 17 fondos de garantía de depósitos nacionales y 17 sistemas de resolución bancaria nacionales. De ahí que el sistema bancario de la eurozona se encuentre hoy fragmentado y haya dejado de funcionar el mecanismo de transmisión de la política monetaria del BCE, con lo que los bancos de los Estados periféricos dan préstamos al por menor a unos tipos de interés dos veces superiores a los del resto, al estar su coste de financiación correlacionado por los costes de su deuda soberana y no con los tipos de refinanciación del BCE. No hay que olvidar que España sufre unos costes de financiación que se traducen en una rentabilidad que ha llegado al 6% hace poco tiempo, mientras que los bonos a diez años de Alemania, que es la principal referencia en los mercados de deuda, han cotizado a un interés que se ha venido encontrando entre el 1,4% y el 1,7%.
 
Los dos principales problemas de esta unión bancaria son:

1º No habrá un único fondo de garantía de depósitos para todos los bancos (por considerarse mutualización y necesitar cambios de los Tratados) que seguirán siendo nacionales, pero con reglas comunes;
2º Es improbable que se consiga crear un único fondo de resolución bancaria.

Por lo tanto, no habrá una verdadera unión bancaria, y el sistema acordado no podrá funcionar solamente con el supervisor único, sin un sistema de resolución bancaria[5] y un fondo de garantía de depósitos. Para hacerlo habría que cambiar el Tratado de Lisboa, que sustenta la legislación del bloque, sería un proceso larguísimo, ya que exigiría el acuerdo de todos los estados miembros y algunos de ellos tendrían que celebrar referendos. Por esta razón, la pretendida unión bancaria será incompleta, inestable e ineficaz para conseguir una verdadera unión bancaria y una mayor unión fiscal.

No sorprende que Angela Merkel[6] proclamara su triunfo. “Hemos logrado asegurar las peticiones fundamentales de Alemania”. Sus bancos siguen a salvo, y el resto de los europeos seguiremos pagando mientras vamos a la ruina prisioneros de una moneda extraña.




[1] Los neoliberales enemigos del Estado, suelen utilizar como argumento para descalificar la banca pública, el desastroso resultado de la gestión que de estas entidades ha llevado a cabo la gentuza que componen las conocidas bandas de criminales que llamamos sindicatos y partidos políticos. Pero no debemos dejarnos engañar, pues no es lo mismo titularidad pública, gestión pública y objetivos públicos; que titularidad pública, gestión privada disfrazada de pública y objetivos privados, como ha venido siendo el caso en nuestras cajas de ahorros.

[2] No está demás señalar que el endeudamiento de los trabajadores españoles no se debó a un exceso de consumo, tal y como la propaganda de los liberales y de los ricos, que para el caso es lo mismo, se empeñan en repetir; sino que fue el retroceso de las rentas del trabajo durante más de quince años lo que motivó el endeudamiento como necesidad promovido desde el propio Estado y desde las instituciones financieras. Es más, ahora la banca alemana nos pide la devolución a toda costa del dinero prestado al Estado y a la banca española, a precio incluso de nuestra propia quiebra, pues, los banqueros alemanes emplearon su propio dinero para fomentar nuestro endeudamiento.

[3] Compras de productos alemanes por los europeos de la periferia realizadas con la financiación crediticia alemana a los bancos de sus propios países.

[4] Organismo encargado de redactar el “Libro único de reglas de supervisión” (SRB) de aplicación obligatoria por todos los supervisores nacionales.


[5] Procedimientos y medidas llevadas a cabo por las autoridades para resolver la situación de un banco inviable.



[6] El nombre con el que nació Angela Merkel, es el de Angela Dorothea Kasner. La actual canciller de Alemania, es una judía de Hamburgo nacida el 17 de Julio de 1954. Su padre era el pastor luterano Horst Kasner, y su madre una judía polca llamada  Herlind Jentzsch.

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